Vivir con dolor…
(Timanfaya Hernández)
Un día aparece, y llegó para quedarse. Y a partir de ese momento la vida es otra, porque vivir con dolor crónico cambia, no solo lo que eres físicamente sino también a nivel emocional.
Un sinfín de consultas, de pruebas, de medicaciones… de preguntas que se agolpan en tu cabeza, ¿podré hacer algo más?, ¿habrá alguna técnica que me ayude?, ¿cuáles serán los efectos secundarios de lo que tomo?, un escenario de dudas, de incertidumbre, y lo que es peor, de miedo.
Todos nos enfrentamos al dolor en algún momento de nuestras vidas. Forma parte de ella, es inevitable, el físico y el psicológico.
Ahora bien, solo una parte de ese dolor se convierte en crónico.
El dolor crónico invade la vida, en todas las esferas, en la personal, la social, laboral, familiar… un día llega y pone del revés aquello que fuiste. Tu seguridad, tus ganas, tu independencia. El miedo es de las emociones que más condiciona al ser humano, y es difícil desquitarse de todas aquellas situaciones que el dolor ha tocado.
Una de las frases que más escuchan personas que viven su día a día con dolor es “tienes que acostumbrarte a vivir con el dolor». Tengo que discrepar, no a todo se puede acostumbrar uno. Se puede aceptar, se puede aprender a vivir con un nivel de dolor, a predecir una parte de ello, a adaptar tus rutinas y a trabajar tu mente sabiendo que habrá subidas y bajadas. Pero eso no es acostumbrarse, eso es un trabajo duro, que muchos días cuesta cumplir.
Si has llegado hasta aquí, puede que sepas de lo que hablo. Y puede también que tu situación emocional también esté tambaleándose. Déjame decirte que es normal. La ansiedad y la depresión son síntomas psicológicos tremendamente presentes en las vidas de los que sufren este tipo de situaciones. El dolor crónico supone un duelo, una especie de despedida de quien fuiste y de cómo viviste, un aprendizaje diario, y eso… no se asume ni aprende en un momento.
Habrá días de tristeza, creo que es desolación, de rabia, de preguntarse por qué, y todos serán normales y entendibles. Ahora bien, lo que sí podemos es recorrer ese camino de la mano de alguien, que nos ayude a dar los pasos y a marcar objetivos en el día a día. Que nos ayude a hacer entender a los que nos rodean cómo nos sentimos, no es fácil comprender aquello que nos es tan desconocido.
Contar con la ayuda de buenos profesionales se hace imprescindible, en todas las facetas.
Psicóloga Sanitaria
CoDirectora de Globaltya Psicólogos